Mi aventura en el Camino de Santiago
作者:Marina 联系方式:hncshhy@hotmail.com
Muchas veces se me ocurrió la idea de redactar la historia entre él y yo, quería conservar algo definitivamente en mi memoria, nunca jamás le olvidaré... Conocí a David por casualidad, estaba haciendo el Camino de Santiago y por un problema con el banco, me quedé sin blanca y estaba furiosa fumando en el balcón del albergue. --¿ Cómo estás chinita, estás cansada? A mis espaldas, sonó una voz agradable. No le hice caso, seguía pensando en mis problemas, era cierto que no quería dejar el camino por la tontería del dinero, pero si no tenía, ¿qué iba a hacer? ¿por qué tan complicado el cambio de moneda en China? ¡ Estaba harta del gobierno chino! --¿ Te duele algo? Tengo medicina, si quieres... Añadió él. --la medicina sólo puede curar las enfermedades curables. --el arte de la medicina consiste en mantener al paciente en buen estado de ánimo mientras la naturaleza le va curando, hay que tener esperanza. --¿Esperanza? Si, ¿porqué no pregunto a mis amigos?, ¡ qué tonta soy! Me di la vuelta hacia él, frente a mi, apareció un chico de unos 28 años, alto, fuerte y que tenía los ojos preciosos. ¡Era él !, me había dado un pedazo de chocolate cuando iniciamos el camino; parecía simpático, si no tuviera mala memoria, se llamaría David. Tal vez, no estaba segura. --HaiYan, estás triste. Me sorprendí otra vez, él sabía mi nombre real, además nadie me lo dice después de conocerlo. Me sentí en la intimidad, es el primer hombre que rápidamente logró mi confianza, una confianza que había conseguido por mi misma, aprendiendo a no depender de nadie y no disponerla tan fácilmente, a lo mejor por aquella situación que me rodeaba. --Tengo hambre, ¿ vamos a tomar algo? La noche de otoño hacía fresquito, el viento nos frotaba suavemente; anduvimos por las calles de Logroño, la luna era redonda como un queso. Me sentí serena. -- ¿ Te gusta estar sola? me preguntó. -- A nadie le gusta, creo yo. -- Entonces, porqué no buscaste a alguien que te acompañara antes de empezar a caminar, es un poco peligroso para una chica y sobre todo una extranjera. -- No me importa, si quiero hacerlo. -- ¡Eres rara! Ya estábamos para entrar a un restaurante, mientras que mis tripas sonaban, ¡ qué vergüenza! -- ¡ El estómago canta! Fue una forma de bromear. -- Tienes mucho humor, se rió. -- No, soy así, ¿invítame a tomar un café,? le dije, mirándole a los ojos. Sus ojos grises verdosos me han gustado, en ellos vi reflejadas inteligencia, voluntad y experiencia. -- ¿ Porqué no me dejas invitarte a cenar? Venga, Haiyan, por el buen tiempo. No le rechacé, puesto que en aquel momento realmente tenía mucha hambre después de recorrer más de 30 kilómetros ese mismo día. Además él era guapo, siempre me había gustado charlar con los chicos educados y preciosos, igual que los hombres con las mujeres guapas. Era lógico, pensaba yo. ( la historia de cómo conocernos)
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